Si trabajas en educación o formación seguro arrancas cada enero leyendo diferentes artículos con las tendencias que van a dominar ese año, y el video learning (o vídeo en educación y formación) lleva escalando posiciones hace tiempo.
Yo misma compartía en redes sociales hace poco un listado de AEFOL de las ocho tendencias clave en elearning para el 2020, que apuntaba no solo al hecho constatado del consumo del formato audiovisual en general, sino a la fortaleza del mismo: el implementar una metodología y narrativa nuevas.
En este artículo voy a ir analizando dónde estamos y hacia dónde podemos ir y, al final del mismo encontrarás una infografía que lo resume.
Dónde estamos.
Antes de intentar ir a ningún lado tenemos que situarnos en el mapa, aquello de “usted está aquí”
, así que no está de más recordar que partimos de un contexto social en el que los datos de consumo de vídeo son indiscutibles y evolucionan de forma creciente, ya en la segunda mitad del 2018 Rodrigo Espinel nos daba estos siete datos sobre Youtube en España, y apenas unos meses después Hootsuite detallaba el estado de Internet en España y el mundo, como bien nos desgranaba Fátima Martínez en otro artículo sobre esos mismos datos focalizados en España.
Por tanto, a falta de los datos actualizados a 2020, lo que seguro sabemos es que nuestro alumnado va a estar retratado en estos datos de uso de Youtube en España:
- El alcance mensual es del 64% sobre la población total del país y del 88% sobre el número de españoles con acceso a Internet.
- Por edades, si nos fijamos sólo con los espectadores de entre 25 y 44 años el consumo es cercano a los 50 minutos diarios.
- Sobre dispositivos, los españoles principalmente vemos vídeos de YouTube a través del móvil (57,2%) vs el PC (26,3%) y la tablet (16,5%).
Y todo ello por no querer entrar en el creciente consumo de series y otros contenidos en diferido, la influencia de los Youtubers y otros elementos que se alejan de nuestra intención de ayudar al aprendizaje, pero que sí son relevantes para entender lo familiarizados que estamos a estilos y narrativas. Ese público es nuestro público, no lo olvidemos.
Pero, ¿Qué nos aporta el video learning?
Ya sabemos que vivimos en esta sociedad tan rápida en la que antes damos clic al vídeo que leer el texto que acompaña, pero se trata de una ventaja si sabemos usarlo pedagógicamente porque este formato, el audiovisual, es un importante facilitador de la asimilación, comprensión y memorización ya que:
1. Conecta con varios sentidos:
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- La imagen humaniza el mensaje, nos hace sentir acompañados.
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- La voz lo hace todavía más cercano.
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Lógicamente, si combinamos los dos canales, las dos influencias se retroalimentan y potencian ayudando a nuestro cerebro desde la primera exposición a la ardua tarea de pasar a la memoria a largo plazo lo que le estamos enseñando o contando.
2. Nos emociona, ya sea con el uso del sentido del humor, de un poco de música o con la posibilidad de contar una historia como hilo conductor.
Hay muchas vías pero debemos tener presente, como bien nos dice nuestra querida Anna Forés (aquí tienes un enlace para verla y escucharla), no hay aprendizaje sin emoción, y el mínimo punto de partida es usar la imagen/ voz para hacer llegar nuestra empatía hacia la persona que nos mira/ escucha.
3. En el caso del uso de la imagen humana en concreto, activamos las neuronas espejo, lo que es especialmente útil para acercar cualquier contenido con una predisposición positiva y, a partir de ahí, trabajar desde una habilidad profesional hasta un tutorial técnico.
Por no hablar de la propia dinamización de la clase o sesión formativa, y su capacidad de captar nuestra atención, si contrasta con otros formatos a lo largo del proceso de enseñanza- aprendizaje hayamos diseñado y se usa en su justa medida.
Por tanto, el formato audiovisual es ayuda al aprendizaje, asimilación y memorización tanto como a la motivación y acompañamiento en el proceso.
Es lógico que el sector de la educación y la formación en sentido amplio tenga consolidada experiencia usando y creando contenido en este formato. La existencia de múltiples herramientas para crear y/o editar vídeos que l@s docentes pueden incorporar directamente en sus clases, presenciales y on line, es un claro ejemplo de esa trayectoria.
Comparto, a título de ejemplo, este interesante artículo de Ojúlearning en el que ya nos dan herramientas sencillas con las que iniciarte en este mundo, si todavía no has hecho ninguna intentona.
Qué podemos hacer.
Aquí la creatividad nos puede llevar muy lejos, las premisas son:
- Tener claro el objetivo que persigues: no es lo mismo que estés utilizando el método de clase invertida, que pretendas ofrecer unas ideas a modo de resumen para la fase de repaso, a que se trate de un vídeo tutorial para utilizar una aplicación, por decir ejemplos concretos y muy diferentes.
- Analizar si el formato audiovisual es el mejor para ese contenido y objetivo. No siempre tiene que serlo, y, si hay otro formato mejor, ¡¡usémoslo!! Se trata de ayudar al aprendizaje, no de hacer pinitos como cineastas
Desde esos dos pilares podremos empezar a concretar:
- Es una explicación teórica o es una actividad práctica,
- Un contenido solo o una serie de ellos,
- Quién aparece (imagen y/o voz),
- La duración optima del vídeo,
- El estilo y tono,
- La estructura,
- El guión.
Cómo lo podemos hacer.
Me vas a permitir que eso lo emplacemos a sucesivos artículos para ir aterrizando los detalles porque abrimos un campo amplísimo de temas a trabajar: desde el “casting” hasta el lenguaje, pasando por si emitimos en directo o enlatamos el contenido.