He estado tratando en artículos anteriores tanto la situación actual del video learning como los posibles usos que podemos darle en procesos de enseñanza – aprendizaje.
Ahora quiero contarte cómo empezar a introducir este importante recurso en tus clases, presenciales o virtuales, si todavía no te has puesto a ello.
Aviso a navegantes: Como nos pasaría con cualquier otro recurso didáctico, vamos a tener que moldear cualquier recomendación de acuerdo a nuestro objetivo, circunstancias, perfil de alumnado y demás.
Vamos, que no te tomes los pasos siguientes como un dogma, sino como coordenadas para ayudarte a avanzar en tu propio camino. Y, para terminar de tener el mapa completo, al final encontrarás una infografía que recoge todas las pautas.
Dicho lo cual, nos ponemos manos a la obra decidiendo:
Qué se va a ver.
Bueno, te puede parecer un absurdo dedicar tiempo a esto pero en realidad tienes un abanico bastante variado de posibilidades que condicionarán cómo acometer la tarea, así que piensa si quieres que se vean:
- Imágenes, pueden ser fotografías o ilustraciones.
- Animaciones, tienes muy diferentes estilos para probar cuál te encaja.
- Demostración de lo que se está explicando, y aquí imagina lo que quieras, desde la descarga y uso de un programa informático a cómo cumplimentar un formulario web.
- Una persona sola ante la cámara, que a su vez puede estar en una ubicación real o bien con fondo croma.
- Una escena con varias personas o incluso una secuencia.
Ah, recuerda que tienes que pensar si a lo anterior le vas a aportar grafismos para reforzar ideas clave o cualquier elemento que quieras destacar.
La guinda del pastel, piensa en paralelo en qué se va a oír: desde música de fondo (sí, para esto también tienes bancos de música que te pueden ayudar) a una o varias voces explicando el contenido.
Las herramientas a mano.
Supongo que ya me verás venir: sí, también para esto todo va a depender de tu objetivo, el “público”, el contenido que explicas o la actividad que dinamizas, y lo que quieras enseñar, ya que en función de ello vas a tener que elegir:
- Bancos de imágenes en los que conseguir las que necesites, aquí va una infografía de Alfredo Vela con la selección de los mejores gratuitos pero compara con la versión de pago para saber qué te interesa.
- Programas de edición en los que hay plantillas para configurar con cierta sencillez una animación a medida, como se ve en esta selección de seis webs que preparó hipertextual.
- Programas de grabación más o menos sencillos para capturar lo que sucede en la pantalla, en la mayoría vas a poder grabar el audio simultáneamente, aquí va una selección que tiene unos años pero sigue señalando programas que son un referente para este tipo de usos.
- y 5) Un equipo técnico y humano para grabar y editar. Cuando más sencillo, lógicamente, más lo será también ese equipo, pero es imprescindible rigor y exigencia para conseguir unos mínimos de calidad.
Lógicamente vas a tener que buscar y consultar para decidirte por el banco de imágenes, programa en cada caso; así como seleccionar a l@s mejores profesionales para que te acompañen en la aventura, porque lo que viene acto seguido es conseguir mantener unos estándares de calidad de sonido, de edición, de iluminación en rodajes si los haces, y un largo etcétera en función de la vía por la que hayas optado.
Al fin y al cabo, hay que tener buen contenido tanto como buenos medios (metamos aquí desde unas buenas imágenes a la cámara, micro o programas de edición), pero sobre todo necesitas a es@s profesionales que saben sacar todo el partido a esos ingredientes para que la comunicación audiovisual de verdad construya un aprendizaje motivador para tus alumn@s.
Necesitas calidad en la materia prima y al/la chef que cree tus recetas a medida.
En ADAMS Formación, que tenemos la ventaja de llevar comunicando en formato audiovisual hace más de diez años, hemos ido perfilando nuestros propios procesos a medida de las necesidades de nuestro alumnado. Y seguimos buscando la mejora continua y adaptándonos al devenir de los tiempos ya que el mundo, l@s estudiantes y la comunicación en sí misma siempre están evolucionando, así que no hay soluciones únicas ni eternas.
Como nos dijo el poeta: ”caminando se hace camino”, así que no tengas miedo y ¡¡arranca!!
Venga, con toda esta equipación, ¿cómo seguimos trabajando? Pues analizando:
Cuánto ha de durar.
Aquí toco ya un tema, el de la atención de la persona que va a mirar el vídeo, que es polémico.
Hoy en día tenemos abundante información para debatir cuánto se mantiene nuestra atención (desde unos pocos segundos hasta un margen de 50 minutos), cuánto duran los vídeos por diferentes redes sociales y, además vamos en una tendencia constante hacia la brevedad hasta en las series más vistas.
Pero también sabemos que podemos estar sin parpadear escuchando una historia que nos tiene cautivados o viendo una película durante unas horas. Por tanto, entramos en el terreno de matizar por la edad de la persona que visualiza, el fin del vídeo, el contexto en el que se lo encuentra, lo atractivo que lo hagamos y lo necesario que sea verlo para el que mira, por ejemplo.
Vamos a poner el foco: con estos artículos pretendo ayudarte a empezar, a tomar decisiones concretas con las que puedas trabajar, así que voy a evitar entrar en discusiones que la neurociencia está intentando dirimir (si bien te aconsejo que indagues, porque es un campo apasionante y que nos guía en el día a día).
Tú y yo queremos que nuestro alumno o alumna aprenda y lo haga con el menor esfuerzo así que, para ello, te digo lo que hemos visto que funciona es apoyarse en estos tres pilares:
- El contenido qué estás explicando, enseñando o proponiendo hacer porque necesitará unos tiempos mínimos. Si son muy extensos, prueba a definir bloques o partes para fraccionarlo.
- Menos es más. No solo en este medio audiovisual, en todos, así que oblígate a ir sintetizando y ajustando hasta las frases.
- Sencillez: llega más y mejor un lenguaje sencillo, con una estructura que también lo sea y con una presentación en consonancia.
En cuántos minutos se concreta eso, pues nuevamente depende mucho, he producido contenidos que van desde una presentación de menos de un minuto del objetivo de una unidad didáctica, pasando por escenas a modo de enunciado de un supuesto práctico que han durado un par de minutos, hasta vídeos explicativos que suelen estar entre los cinco y 10 minutos.
Pon sentido común y prepara tu listado de contenidos desmenuzando al máximo para que resulten piezas concretas, sencillas y que comuniquen bien.
Hasta que no resuelvas eso no vas a poder dar el salto de elegir a las personas que aparecen o ponen voces, de encargar los guiones, etc Dedícale tiempo porque estos son los cimientos sobre los que levantarás tu producción.
Bueno, confío que este periplo por los tres primeros post dedicados al videolearning te haya servido para poder empezar a concretar un índice de contenidos en formato audiovisual.
Por mi parte, a partir de los próximos artículos te voy a seguir ayudando a cerca del casting para este tipo de contenido audiovisual en formación, la estructura del guión y otros aspectos que nos acercarán al mágico momento de un rodaje.
Si te perdiste los post anteriores, te dejo aquí los enlaces ya que el primero analiza si es una tendencia o una obligación este formato, y el segundo qué puedes hacer con él.
También te incluyo la infografía que había comentado al principio:
Te animo a dejar comentarios, dudas o tu experiencia, ¡seguro que tenemos mucho que aportarnos y compartir!